04 junio 2015

Rojo clásico


Hace poco me di cuenta de que no tenía un post de la primera pieza (realmente del primer dragón) con la que empezó todo. Me llevó muchísimo tiempo (más de tres semanas), pero me sirvió para encaminar todo un poco, y sirve (Esta me la quedo yo, está colgado encima de mi escritorio vigilandome de cerca) para recordarme que puedo hacerlo. Que las cosas, por grandes que se nos antojen al principio, pueden lograrse con esfuerzo y con pasión.


Habia empezado a aprender a afieltrar hacía poco tiempo, y despues de un par de piezas pequeñas, me decidí a hacer un dragón. No pretendía hacer algo tan grande, pero al ir poco a poco encajando las piezas, empezó a ganar tamaño. Recuerdo la sensación de pasar toda la tarde con la aguja y apenas haber hecho un par de colmillos y escamas, y sin embargo, cuando miras hacia atrás, ves que cada paso que das es algo nuevo que aprendes. Desde entonces, he aprendido mucho. Pero le guardo un cariño especial a este dragón, que ha sido la base del resto de piezas que he ido haciendo. Poco a poco, ha sido un sueño que se ha hecho realidad.


Mi consejo para todos los que esteis empezando con la aguja: soñad en grande. 

3 comentarios:

  1. Sólo puedo decir... ¡qué pasada! Me he quedado alucinada. ¡Artistaaaaaaaaaaaa! Muaaaaaaaaaaaaaaak.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias a tod@s. Me alegro de que os guste :)

    ResponderEliminar